Luego de lanzar -a mediados de 2013- en Europa el XFR-S sedán, llegó la hora de que Jaguar diera a conocer la respectiva versión Sportbrake, es decir con la carrocería familiar.
La razón de ser de este modelo pasa, en primer lugar, por la mecánica a cargo principalmente de un motor naftero V8 de 5,0 litros y sobrealimentación mediante turbocompresor, que desarrolla una potencia de 550 caballos y un torque de 680 Nm, con 40 caballos y 55 Nm de torque más que el modelo XFR.
La transmisión que lo acompaña es una automática de ocho velocidades con tecnología Quickshift, que durante los rebajes de cambios realiza una aceleración para equilibrar la marcha.
La tracción, por su parte, está a cargo de las ruedas posteriores, y está complementada por diversos controles electrónicos.
Con ese conjunto, el XFR-S Sportbrake puede acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y alcanzar los 300 km/h (limitados electrónicamente), mientras que el consumo promedio es de 12,7 litros cada cien kilómetros.
Otras de las particularidades del modelo son las suspensiones deportivas con amortiguación adaptativa, además de los generosos discos de frenos específicos (380 mm adelante y 376 atrás) y el diferencial autoblocante en el eje trasero.
Este Jaguar también se distancia del resto de la gama por su estética, especialmente puesta a punto para la ocasión. En este sentido, incluye paragolpes delantero con generosas entradas de aire y llantas de 20 pulgadas, junto con alerón y difusor de aire en el sector posterior.
Más allá de la apariencia, este exponente de la familia XF mantiene los atributos de versatilidad propios de una variante familiar.
.jpg)
(1).jpg)
(1).jpg)