NUEVO CHEROKEE: JEFE INDIO QUERER VOLVER

La carta que se jugó en su momento DaimlerChrysler con la presentación de la anterior generación del Cherokee fue decididamente arriesgada. El “Jefe Indio” incorporó suspensión delantera independiente, una estética que abandonó las tradicionales formas cuadradas y se preocupó, de manera evidente, por brillar en el asfalto con el objeto de seducir a un espectro de público mayor. En esa época cabe recordar, todavía no existía el Compass, la variante “urbana” de la familia. Lo cierto es que el público de EE.UU. no le brindó la aceptación esperada y desde hace un tiempo reclamaba una vuelta a las formas y soluciones “cherokees”… más ángulo vivo y menos maridaje con el viento.

En 2008 el panorama es radicalmente distinto: los alemanes de Mercedes ya no forman parte del consorcio, la marca tiene otra espalda y más autonomía para resolver cómo desenvolverse en cada mercado, el Compass se encaramó como un gran aporte entre los SUV “lights” (donde los japoneses reinan desde siempre)… y el Cherokee vuelve sobre sus pasos. En la Argentina como plus, Diego Vignati, se presentó en sociedad y adelantó ambiciosos planes.

¿Qué surge de la primera impresión del nuevo Cherokee? Afuera impacta y recuerda a los modelos anteriores, bien “cuadraditos”; el interior demuestra una indudable preocupación por posicionarlo en un escalón más distinguido (sin cambiar materiales de manera radical); y en general se aprecia una mejora en la dote de confort y, básicamente, en la incorporación por la puerta grande y sin pruritos de alta tecnología en lo que hace al desempeño dinámico in y off road. Una vuelta a las fuentes podría decirse, pero por otro camino, más acorde a estos tiempos.

Los planes (augurios) oficiales hablan de un optimismo manifiesto: 300 unidades anuales; cabe recordar que el Compass vendió en este mercado en 2007 poco más de 400 unidades y la generación anterior de Cherokee… sólo 114 vehículos.

Los motores serán dos: el clásico V6 naftero de 3,7 litros de 205 CV (151 kW) y 314 Nm que se combinan con una transmisión automática de cuatro velocidades y un turbodiesel de geometría variable denominado, 2.8 CRD, con inyección directa common-rail y una entrega plus de 177 CV (130 kW) y 410 Nm de torque, que se asocia a una caja automática de cinco velocidades, ya utilizada en el Grand Cherokee. En la Argentina, se comercializarán en versiones Sport (Diesel y nafta) y Limited (sólo nafta).

Renovado luce el sistema de tracción 4×4 Selec-Trac II. Ofrece tres programas de utilización: en condiciones favorables el modo 2WD hace trabajar sólo al eje trasero, en 4WD Auto, a través de sensores se ajusta la tracción en tiempo real según las condiciones de conducción, y con 4WD Low, se aplica la reductora (2,71:1) para superar terrenos difíciles o con poca adherencia (este modo bloquea el embrague de la caja de transferencia).

Párrafo aparte para las “incorporaciones” del staff técnico: el Control de Velocidad en Descensos (HDC) funciona en modo 4WD Low y con cualquiera de las relaciones de transmisión, interviniendo sobre el sistema de frenos; y Asistencia para Salida en Pendiente (HSA) ideal para reiniciar la marcha en una cuesta. Tras dejar de pisar el freno, el sistema HSA mantiene la presión en el circuito hidráulico de los frenos durante 2 segundos permitiendo operar el acelerador o transmisión con tiempo y sin que el vehículo se mueva.

Los ejes mantienen vigentes la independencia de caracteres: doble triángulo adelante y multibrazo atrás.

Desde el exterior –y manteniendo la misma carrocería, con lo cual no varió la capacidad interior, las puertas o las medidas principales- llama la atención el frente abrupto y cuadrado, rematado de canto con dos grandes grupos ópticos de forma trapezoidal. El conjunto paragolpes y spoiler está realizado, en ambas versiones, en el mismo color de la carrocería. De las redondeces de la generación anterior… ni la sombra. El lateral muestra sólo sutiles diferencias y desde la cola adopta también líneas duras y rectas, como sepultando el pasado reciente a fuerza de escuadra. Un detalle: la rueda de auxilio, ahora se situada debajo del baúl.

Puestos en el habitáculo se nota un mayor esmero en la elección de tapizados, nuevos planteos y los mismos plásticos. En este ítem todavía está en un punto intermedio de lo que fue el modelo en sus buenos tiempos. El diseño del tablero es más pulido y jerárquico. Sin romper las estructuras de la anterior versión, consigue sorprender gratamente. El climatizador automático es de serie y el asiento trasero se rebate en dos partes (60/40) se reclinable por secciones. Si nos apuran, apuntamos que se ubica –en calidad percibida- justo entre el Grand Cherokee y el Compass.

Queda ahora probar en el terreno las virtudes de su renovada ficha técnica. El Cherokee tiene un nombre y una historia propia en el mundo del 4×4. Esta última generación viene a reverdecer el pasado con las soluciones del presente.